El (s) Editor Siniestro, Charlie Tahn, Ghor Bosch, Günen, Raimundo Nenen son algunos de los heterónimos del trabajo en edición y escritura de este creador de experiencias particularísimas de nuestra escena literaria.
«Introduce un poco de anarquía, altera el orden establecido y el mundo se volverá un caos», susurra el Joker en el clímax de Batman. ¿Qué es editar un libro? De partida suponemos la lectura sagaz que permite la mejora a niveles formales y literarios: una revisión de un otro al autor. También la etapa que lo piensa como producto. ¿De acuerdo? Sigamos.
Nuestro entrevistado es el Joker de esta escena editorial que nos convoca, la chilena independiente de la última década y fracción. En formatos artesanales e industriales, como parte del Colectivo Editorial Nihil Obstat, ha promovido lecturas inquietantes: El manifiesto Cyborg de Donna Haraway, títulos de Hakim Bey o Llamamiento de Tiqqun son libros que parecían distópicos y que hoy, encerrados, hiperconectados y con una guerra en las calles toman una áspera realidad.
Esos títulos los ha combinado con otros que conectan la brujería y la literatura, como Tierra Inferno de Austin Osman Spare o Salomé de Oscar Wilde ilustrado por Aubrey Beardsley. Nihil Obstat proviene del latino «nada lo impide», que refiere al permiso católico a las publicaciones en tiempos de inquisición.
Nada impide hacer libros como los que edita. En el primero que tengo de ellos, Mal Occhio (sin fecha) de Hakim Bey, explica en su nota del traductor que decidió aquel título que no corresponde a la literal «por capricho». Remata aquella nota este párrafo: «Quiero dedicar esta traducción a los siete gatos con que compartí mi hogar y mi alimento, por enseñarme con su silencio a leer sus cuerpos».
Así, en notas o al medio de esas ediciones aparece la poética del entrevistado, que tapada por heterónimos también se ha desplegado de forma autónoma en libros y fanzines. El primero fue el único publicado con su nombre legal en su adolescencia: La poesía ya no es poesía (2001, edición del colegio de Punta Arenas: Pierre Faure). Después aparece su heterónimo Charlie Tahn con Tatane (La Picadora de Papel, 2008), donde escribirá versos premonitorios para sí mismo: «ya eres un sacerdote/pero la fama no te está permitida/eres un brujo/y estás condenado//a la clandestinidad». Tahn lo acompañará por años en otras publicaciones en poesía y prosa, también en las revistas donde promovía escritura de usuarios de centros de salud mental o el anarcoprimitivismo.
Antologado en Valparaíso junto a nombres que hoy son narradores, ensayistas y traductores (y no les va mal), la literatura parecía atraerlo para sí. Pero nuestro entrevistado es un contra, es la fuerza que «Introduce un poco de anarquía…», que disloca formatos con alteraciones primero imperceptibles, que consigue lecturas y consumo en la emergencia espiritual y medioambiental de la época, que demuestra que no existe la obligación de hacer libros todos iguales bajo los mismos patrones, que la edición se puede entender creativamente y puede ser política. No a nivel discursivo ni en las rrss ni en una bandera ni en un lema, no en la capitalización del estallido, sino en la labor misma.
Confort (La Picadora de Papel, 2012) anuncia su salida de la poesía con un intenso poema, también de Charlie Tahn. Aparece entonces Ghor Bosch, discursivo heterónimo formateado como cómic por Pablo Delcielo, en una saga que los une desde el 2015. Una mención al nombre del supuesto programa radial que emite la entrevista a aquel heterónimo: «Para hacer la revolución hay que insultar a las masas». ¿Suena conocido, no?
Aparece para sintetizar esa discursividad en viñetas que ahora parecen cómic ensayo o cómic poesía otro heterónimo: Günen, que profundiza el trabajo junto a Pablo en Común & Silvestre #1: Una luz al principio del túnel (Nihil Obstat y Gran Negro, 2020). Un diálogo como un poema:
Un primer número rebelde no solo frente a la autoridad policial, que expone los rostros del poder, sin ningún miedo probando otra vez que nada lo impide (ni siquiera el Estado que financia esta obra), también frente a la propia referencialidad del noveno arte. Común y Silvestre no se parece a ningún cómic chileno. Es onírico y mitológico, y el trazo de Pablo Delcielo extraña las viñetas. Esta obra es el nuevo susurro del Joker perdido en geografías provinciales.
Siguiendo el orden cronológico de tu trayectoria, partiste como poeta. A esta altura podrías ser otro poeta más, pero derivaste a otras cosas. ¿Por qué se da esa deriva?
Aunque escribí harta poesía, verborreícamente incluso, lo que me gustaba de la poesía era la síntesis. Intentaba sintetizar mis lecturas de otros géneros, sobre todo ensayos, también con mi experiencia claro. Cada paso de la deriva podrá tener su explicación circunstancial, pero más que nada es una busca a tientas de un lenguaje sintético.
Después en esa deriva vienen los talleres en el siquiátrico, en la UME. ¿Por qué te interesó trabajar combinando salud mental (por decir un eufemismo) y escritura?
Sobre todo por mi propia experiencia de psiquiatrización, fui diagnosticado como esquizoide por dos siquiatras a mis 16, y por supuesto fuertemente medicalizado… Leer y escribir fue algo que me ayudó a comprender y comprenderme y dejar los fármacos que enturbiaban mi percepción. La lectura me ayudó a afinarla. Los talleres pues fueron un intento de compartir eso. Era un taller de lectura y escritura creativa.
¿Qué te interesa del formato revista? Si uno revisa tu trayectoria, aparece seguido ese formato, sea en la Ume o en Wiña o incluso uno podría pensar cono revista tu cómic.
La pluralidad de voces, y la posibilidad de que esa pluralidad de voces ya sea que suene en acorde o disacorde, diluya la fijación en la autoría, y que el señor o señora de la escritura deje de ser un individuo humano y sea de otro tipo, una emoción, un tema, un fantasma.
¿En qué editoriales te inspiraste para curar un catálogo como el de Nihil Obstat?
La verdad es que no tuvimos ningún referente claro cuando empezamos, vagamente podría decir que las editoriales anarquistas que conocíamos de algunas otras partes del mundo. Pero el primer texto que editamos fue la traducción que hice de un brujo inglés (1905) con sus poemas, y citas seleccionadas e ilustraciones. Así que eso ya lo hacía distinto a lo que conocíamos. Tal vez lo más cercano eran editoriales como Autonomedia y la edición y distribución de AK Press.
Profundizando el catálogo, la editorial tiene una serie de quiebres sorprendente. ¿Tienes un plan o el hacer cada título produce esos quiebres?
Planeamos y creo que llegamos a destino. El primer plan fue un desdecir de la condena bíblica te ganarás el pan con el sudor de tu frente, el hombre gobernará a la mujer, parirás con dolor, etc. Para eso editamos a Masanobu Fukuoka y Casilda Rodrigañez, por ejemplo. Luego creo que el mayor quiebre fue el volcarnos más decididamente las escrituras en resistencia a la colonización de nuestro continente.
¿Cómo es tu proceso de edición? Creas paralelamente a la edición. Un ejemplo representativo es La Hermandad de la Bandera Negra.
Claro, La Hermandad de la Bandera Negra es así… Concentra mis oficios letrados: edición, traducción, escritura. Muchos otros textos que hemos editado también son traducciones y eso también es escritura creativa. Así pasa, edito a la par que escribo, no siempre como La Hermandad de la Bandera Negra que al final se concentra en un solo libro. Pero sí, usualmente al mismo tiempo que estoy editando un libro estoy sintetizándolo y recombinándolo en otra escritura o creación.
¿Y cómo llegaste a esa idea de generar síntesis, por qué no hacer libros tradicionales?
Bueno, tal vez por cercanía con el material, pues muchos libros los hacemos artesanalmente, los empastamos, cortamos… y uno piensa en lo que está haciendo. Y el mismo papel viene de seres que crecen gracias a la fotosíntesis. Creo que los libros tradicionales son síntesis, me siento parte de esa tradición.
Entrevista a Ghor Bosch, Una entrevista son dos de las plaquettes que has sacado, ¿qué te interesa del formato entrevista?
Se han publicado cuatro plaquettes con entrevistas a Ghor Bosch. Es un personaje de ficción de un proyecto de macronovela que abandoné. Entonces Pablo Delcielo lo tomó y empezó a dibujarlo. El primero se publicó en Buenos Aires y los otros tres en Santiago, por Gran Negro. Me interesa el diálogo. Que las voces interactúen, afectándose.
¿Pero lo hacen? porque al final tú dispones las condiciones de aquel diálogo, parecen más autoentrevistas. Eso por un lado. Por otro, Una entrevista fue publicada como Charlie Tahn.
Eso creo. En un nivel de registro, algunas preguntas y respuestas son tomadas de situaciones donde yo soy el que pregunta y otro responde, o ni siquiera, solo algo que escuché. En otro nivel de registro estas preguntas y respuestas se vuelven a sintetizar «dentro de mí». Uno siempre es distinto de uno mismo.
Tomando esta última idea, ¿Qué sucede con los heterónimos? En tiempos de capitalismo autoral, a la asociación de una obra a una imagen, tú partes con tu apellido, sigues con Tahn, Bosch y ahora Güñen.
¿Qué clase de relación insinúas que hay entre Tahn, Bosch y Günen?
Todos son tú. Con los cambios que has experimentado, también Nenen, que está debajo o dentro o fuera de ellos.
Esa es una acusación grave. Tendríamos que llevarlo al tribunal de derechos de autor, para aclararlo. Pero sería interesante poder sintetizarlos a todo, no creo que lo logre como insinúas al decir que todos soy yo.
No deben estar ni legalizados los heterónimos, yo podría decir que soy Ghor Bosch.
Tal vez lo seas.
Lo cual nos arroja una duda. ¿A quién entrevisto, entonces?
Pues a Günen.
Ya esbozaste cómo partió la relación con Pablo Delcielo. ¿Siguen trabajando del mismo modo? ¿Tú envías el texto y él dibuja, o ha evolucionado la estructura de trabajo junto a las obras?
No, ha cambiado harto. Los textos de Ghor Bosch estaban ya escritos cuando conocí a Pablo Delcielo. Ghor Bosch simplemente se escapó de mi macronovela abandonada y se fue a vivir con Pablo. Pablo me preguntaba mi opinión sobre los dibujos o sugerencias a veces, pero el texto ya estaba acabado. En Anarquía en el Reino de los Cielos empezamos a colaborar desde la concepción del proyecto, cuyo título lo encontramos escrito en la pared de una heladería esperando por nuestros helados… En este caso también le entregue a Pablo el texto terminado, pero luego fuimos conversando juntos sobre los dibujos. Y ya para Común & Silvestre estamos más compenetrados… solo hago unos esbozos del guion y luego hacemos juntos un storyboard, donde concebimos juntos los dibujos, propongo dibujos yo también, como él también va haciendo líneas de texto
El otro día escuché la definición de ensayo cómic para este trabajo combinado. Me hizo sentido. ¿Cuál sería la tuya?
Yo he llamado a lo que hacemos ensayo gráfico. También hicimos uno con Daniela Tapia, El cuidado del agua: el agua como principio organizativo. También experimentamos en este sentido con Agustina Pulfer. Y Francine Renaud, The Hearth de la Tierra.
¿Qué te da el cómic que no te da la novela o la poesía?
El cómic me da compañía, complicidad, en el proceso mismo, algo casi inmediato. Co-laburamos con Pablo en principio, y bastó que le propusiera comunizar la creación, para que sin hacer la invitación abierta se acercara mi amigo Arturo De Sarratea a canalizar los poemas de Juan Piedrazo, uno de los personajes que ya hace su aparición en el primer episodio de Común & Silvestre.
Se samplean personajes de la realidad, de la historia, de nuestra empresarial autoridad, del cómic chileno, y también las citas textuales que se señalan hacia el final de la edición. ¿Esta búsqueda de referentes sucede mientras crean o es parte de una investigación previa?
Algunos elementos son parte de una investigación previa, tal vez la mayoría… Estuvimos laburando dos años antes de publicar el cómic. Pero otras aparecieron en el proceso, por ejemplo los versos de Quememos el Reino de Camila Moreno. El storyboard original no los incluía, porque cuando lo hicimos la canción no existía.
¿Está tu poesía en este cómic? Porque desde una discursividad se ha llegado a la síntesis a lo largo de estas ediciones.
Sí, pero no es solo mía, es de Pablo también… y probablemente esté más dibujada que escrita. O en la relación de la imagen y el texto.
¿Te acomoda el concepto de heroína?
Me gusta esta pregunta. Porque es justamente lo que quiero tratar, de desmantelar el heroísmo como modelo valórico y luego también el genio individual… de ahí el título de la obra…
Dice en el lomo número 1, ¿planifican una saga?
Sí, no sabemos hasta donde llegue, ni siquiera pensamos en pensar en su final todavía. Hay esbozos de guion para una decena de episodios más.
¿Cuándo viene el 2?
Intentaremos que sea dentro de este año. De todos modos preparamos antes un 1,5, de menor extensión y costo material.
Hay harta odiosidad hacia los Fondos de Cultura, y varios de tus libros salen así, por más contraculturales que sean. ¿Cómo piensas en esa paradoja?
Supongo que puede haber muchas paradojas en esta cuestión y no sé a cuál te refieres específicamente. Por supuesto que los Fondos de Cultura no deben ser la mejor manera de distribuir los recursos del Estado en lo que llaman «cultura». Ni siquiera me hacen sentido esas ideas de la cultura y el arte como esferas aparte, promuevo además la abolición del Patrimonio. Por supuesto el Estado tampoco es la mejor manera de organizarnos y en estos territorios fue y es una imposición colonial opresiva, servil al extractivismo blanco. Entonces trato por mis medios de recuperar algo de todo lo que el Estado nos desposee para hacer lo que me hace sentido. Y agradezco que haya gente en el Ministerio de las Culturas que facilite esto, sin esperar que asuma yo compromiso alguno con las estructuras políticas funcionales al Estado, más bien todo lo contrario. Espero que otros encuentren sentido a lo que hago, pero tal vez no.
¿Por qué les gusta interpelar al lector?
Por lo mismo que te dije cuando me preguntaste por mi afición a las entrevistas, para abrir explícitamente el dialogo, y potenciar la posibilidad de afectarnos. Porque escribir es leer, y al revés.
¿Todavía escribes poesía?
Sí, he escrito poemas, pero contados con los dedos.
Cuando se te quemó la casa, escuché decir que guardabas tu primer libro esperando que valiera más, o sea, siendo un genio de la poesía. ¿Era verdad?
Jajaja… Es la peor patraña que he escuchado sobre la quema de mi casa.