Caudal

Caudal

Catalina Ríos

Provincianos editores

48 páginas

Catalina Ríos, poeta y editora nacida en Renca en 1995, se perfila como una voz singular en el conjunto de sus contemporáneos. Así lo confirma Caudal, su primer poemario, que este año fue publicado por Provincianos Editores, proyecto independiente con base en Limache que viene haciendo una fuerte apuesta en su colección de poesía.

Ríos, que había sido antologada en Halo [19 poetas chilenos nacidos en los noventa] (J. C Saéz,2014) y en Maraña: panorama de la poesía chilena joven (Alquimia, 2019), reúne en este libro su trabajo de los últimos años: una colección de escenas, viajes, paisajes geográficos y afectivos, recuerdos fragmentarios y evocaciones entrecortadas, que se mueven de Isla Damas a Punta de Tralca, de Pargua a Estación Central y de los bosques sureños al encierro en una casa de la periferia de Santiago. Salvo pocas excepciones en que la voz poética se concentra en alguna una disquisición de carácter más genérico («pienso en las diferentes maneras/ de abandonar el país/ el desplazamiento como solución/ a los problemas que no tienen/ una raíz definida»), los poemas de este libro dibujan situaciones concretas, casi insignificantes: una noche en el cuarto de un hostal, un recorrido en bicicleta por la orilla de un lago, un trayecto a dedo mochileando o una tarde de encierro doméstico, todas simples y al mismo tiempo portadoras de una fuerte carga emotiva transmitida con un lenguaje sobrio y preciso, que le imprime al estilo Ríos una particular expresividad desafectada, capaz de construir imágenes como ésta: «compras un pollo entero/ para congelar porque es muy caro/ comprar por partes cada vez/ que quieres comer/ lo quitas de la bolsa/ preparas la tabla de cortar/ separas sus partes y las metes/ al congelador/ el filo del cuchillo logra/ cortar la carne/ apartar las menudencias/ trozas una pierna con tus manos/ el crujido te recuerda/ a tus propios huesos/ rompiéndose».

En este libro los poemas funcionan como caudales de magnitud y calidad diversa: algunas piezas son fluidas, otras se estancan en la anodina vida cotidiana; en algunas domina la velocidad del viaje, en otras la quietud o el empantanamiento en la ciudad; algunas son transparentes y otras turbias o barrosas. También el tiempo adopta las formas del agua: «Los veranos pasan/ como la corriente del Toltén». En el imaginario que elabora la poeta, la geografía abierta, ríos, playas y bosques, pareciera ser el espacio de circulación de la vida y la experiencia. La urbe, en cambio, aparece como un lugar de pérdida de la identidad: «paso a paso por el centro/ en cada arista/ en cada cuadro del damero/ el smog se pega a mi nariz/ se borran las líneas de mi mano/ la melanina del pelo/ los rasgos de mi cara». Santiago, en particular, es presentada como un territorio hostil y difícil de aceptar: «construyes un barco/ en tu casa de Estación Central/ el astillero en tu patio/ como una excusa para no asumir/ los límites de la capital».

La mezcla de viajes y encierros, de remembranzas y divagaciones, de interiores y exteriores que Ríos articula, da como resultado un volumen complejo y sugerente. Se aprecia, eso sí, cierto desequilibrio entre poemas muy logrados y otros en los que la dimensión narrativa fagocita el ritmo y la musicalidad. Con todo, el conjunto da cuenta de un trabajo riguroso con el lenguaje y de una propuesta poética con identidad. Celebramos por eso este primer libro de Catalina Ríos, esperando conocer los próximos desarrollos de su proyecto literario.