El oficio tipográfico como elección

Una visita a las prensas bonaerenenses: Ediciones Kalos, Imprenta Rescate y Prensa la Libertad.

La tipografía se enmarca como una compañera silenciosa en mis días. Silenciosa porque me encuentro con ella como cuando alguien llama tu atención en la calle y luego al pasar de las horas la vuelves a ver en otro lugar.

En mis primeros años viviendo en Buenos Aires, tuve la intención de acercarme a los tipos móviles y a la edición bajo este proceso, idea que dejé detenida y que mutó mezclándose con otros aprendizajes que me acompañan en la actualidad.

Ahora, el viaje de Harol a Argentina fue el motor para visitar talleres tipográficos. Con él, tuvimos muchas charlas para pensar, Cynar de por medio, en cómo abordar estos encuentros y determinar una pequeña selección de lugares. Conversamos sobre la relación entre las letras y la vida, la tipografía en las calles, en la gráfica presente en los libros, el vínculo con los afiches, la literatura, los talleres en el marco de un tiempo pasado y en la actualidad. 

SATORAREPOTENETOPERAROTAS

Llegamos en bicicleta en una mañana soleada y fría, con esa luz tan especial de los días así en los inviernos bonaerenses. La mezcla precisa en la definición de tonos, con la suavidad brumosa de una fotografía color con cámara compacta.

A Ariel, editor de Kalos, lo conocí el 2016 junto a Rubén Lapolla en una Feria de editores (Fed). Me acerqué y me quedé pegada mirando un poemario, el Poemas chinos, trabajado en tipos móviles sobre un papel Canson de origen francés. Ese año me invitó y fui a conocer el taller.

Ahora, tras algunos años, vuelvo a visitarlo, pero desde febrero ya no está Rubén. Aún así, no pude evitar sentir que las fotos que le tomé en aquel entonces cobraban vida al estar ahí. Su imagen seguía presente en mi ojo y en mi memoria. El espacio, la luz, todo permanecía igual.

Artesanías Gráficas estuvo en San Telmo desde 1980 al año 2011. Ariel nos cuenta que Rubén trabajaba en relación al libro de bibliófilo, principalmente para la Sociedad de Bibliófilos, una editorial llamada Ediciones Los Amigos y algunas impresiones a pedido.

Ellos se conocen desde el año 2004/2005, pero luego ya más cercanamente por el 2013, participando como ayudante en algunos proyectos y donde nace el primer libro de Kalos, de autoría de Ariel en el taller en Villa Luro.

Nos cuenta sobre su vínculo inicial y la mutación del oficio en la actualidad:

–Yo me acerqué por el interés en el libro de bibliófilo. Rubén no sabía si iba a seguir y como no sabía vendió y regaló muchas familias tipográficas. A inicios de los 80s muchos talleres dejaron de hacer libros, se dedicaron a lo comercial. Ahora muchos talleres cerraron porque ya no es necesario imprimir tipográficamente lo comercial, por ejemplo, las facturas, que era el gran ingreso de muchos.

Además, existe el problema de las piezas y repuestos. Rubén conocía a la perfección la linotipo que está en el taller. Ahora Ariel debe aprender a sortear trabas y fallas que Rubén sabía resolver. Nos regala un papel impreso con un palíndromo.

–Nos dijeron que era una fórmula, nos la reveló un viejo impresor que vino, porque no nos andaba la máquina, así que nos escribió el cuadrado de Sator. ¿Qué es esto? le dijimos, es una especie de llave alquímica que destraba las máquinas. 

La tipografía y la linotipia dialogan con la litografía y los grabados. Los libros que acá vemos están firmados, son tirajes de entre veinticinco y cincuenta ejemplares, con papeles importados. Cada uno diseñado para la colección, un libro de artista, el libro de bibliófilo en su máxima expresión.

Ahora está en la búsqueda de acercar los costos al contexto de una economía actual y con ello, una mayor accesibilidad a los impresos, lo que no implica que sean tirajes de grandes cantidades ni reediciones. 

Algo en común en los talleres tipográficos es la de estar al costado de los modos de producción editorial actual. No se suman a la cadena de distribución, ya que tienen venta directa, tienen stock de papel y tirajes limitados.

En Kalos, la idea actual es trabajar y acercar las diversas técnicas, combinar formatos, trabajar con el tiempo y el espacio en un sistema de impresión de antaño que comunica las palabras de la actualidad: Jacobo Fijman, César Aira, Nora Chirom, son algunos de los poemarios que tienen vida en este proceso.

LA LECTURA ES UNA ACTIVIDAD CREADORA

Otra mañana, más temprano y más fría, pero con la misma bella luz de día de sol. Ahora, tras un feriado largo nos acercamos al taller de Leandro, Imprenta Rescate, en Parque Chacabuco.

Nos recibe con un abrazo y una sonrisa y nos invita a tomar café. Los afiches, los cuadernillos, las letras, son la calidez que acompaña la jornada. Comenzamos una charla que duró alrededor de tres horas, pero que se siente como aquellas donde el tiempo está frío y congelado afuera y dentro no hay más que el tibio calor de las palabras.

Leandro estuvo en Chile el 2019 previo a la revuelta. Viajó invitado a una Impresionante que no se realizó. En medio de toques de queda y todo el aparataje militar de esos días que estuvo en un hotel, escuchaba todos los días desde un balcón, El Derecho de Vivir en Paz.

–Las palabras resuenan, siempre al menos a una persona le va a servir ese encuentro–, nos comenta. Desde esa experiencia, ya en Buenos Aires imprime la frase y la entrega al mundo en un afiche en papel. 

Hablamos de la providencia, no en sentido religioso, sino en la idea de proveer lo necesario, pensar el oficio impresor como parte de una materialización del espíritu, como eco de la voz de Mallarmé; el libro como un instrumento espiritual. Desligarlo de los términos capitalistas de valor ni democráticos de masividad. El uso de la palabra como investigación del alma. Imprenta Rescate como un servidor.

Desde ahí el vínculo en relación al libro es estrecho y vital. La actividad nace para él desde su relación de niño con la importancia de la librería y los libreros, quienes invitan y ayudan a la conexión entre nosotros y las palabras que tendremos frente a nuestros ojos.

–Soy un lector que imprime, reflexiono sobre la lectura leyendo e imprimiendo, el libro es una actividad creadora– y mientras lo escucho pienso en la composición de Leandro, en su selección, en que no quiero que se me escape ese pensamiento y la idea que fluye en torno a su proceso de selección de frases, de textos, la composición tipográfica de la tapa de los cuadernos. En esa selección hay una actividad compositiva, una comunicación para recortar trozos de palabras, frases y letras y compartirlas como un aprendizaje continuo. Un diseño de libros desde la gráfica y contenido. Un diseño de afiches desde las ideas y el corazón.

Mientras lo retrato, él arma un material para el fin de semana, nos cuenta de Dorotea, su máquina tipográfica, hablamos de Macedonio Fernández, del Discurso de la Servidumbre Voluntaria, se su idea de traer textos del pasado al presente, como una continuidad de lo manual, lo artesanal y de la voluntad de la esencia del pensamiento, del aprendizaje a través de leer y hablar con las personas, al desapego de lo material, incluso si eso es la actividad tipográfica, pero sí a la experiencia humana y la lectura como vínculo y nutrición.

REPUDIAR, RECORDAR, CELEBRAR

Seguimos la ruta el mismo día y visitamos a Fede que estaba en la nueva sede de Prensa la Libertad. Estaba en pleno proceso de mudanza, por lo que sólo estaban en el actual taller de Montserrat las máquinas y algunos muebles. Aún quedaba trasladar la gráfica y los estantes llenos de clichés y familias tipográficas desde el taller en la calle Ecuador, por lo que acordamos con Fede que nos encontraríamos ahí en un rato para poder ver las gráficas y alcanzar a charlar un poco más.

Fui hace años atrás a verlo a este lugar. La primera vez para pasarle unas gráficas que había mandado Nico Sagredo desde Chile. Ese día conocí el espacio, perdí mi bicicleta de ese tiempo, pero me maravillé con todo lo que un espacio tan pequeño podía contener y crear.

De ese tiempo son las primeras fotos que tengo de Prensa la Libertad, en el 2015. Luego, no dejé de encontrarme a Fede en ferias y algunas actividades. También hicimos unas tarjetas para mis actividades de ese tiempo con una minerva, la hermosa y más compacta máquina tarjetera por excelencia de cualquier tipógrafo. Ahora saludo y fotografío su nuevo taller y me despido del anterior.

Llegamos a Balvanera, con el espacio sin máquinas, ya como una de las últimas visitas a ese lugar. Fede nos cuenta de sus inicios en la tipografía, desde su formación como diseñador, pero como un encuentro casual con la técnica. Su vínculo con la tradición tipográfica y artística de los 60s.

Aparecen Juan Carlos Romero, Juan Andralis y los clichés que tiene de él en su taller. Hablamos de la tradición de las imprentas que ahora cerraron: «Pienso en qué me vincula a abrir a los 22 años un taller tipográfico, pienso en los talleres que había en ese momento era lo que es la vieja escuela como Pucará que cerró, las Boquerón que continúa, pero había un par más muy de barrio que cerraron por dejar de imprimir facturas».

Para él, el énfasis también está en las contribuciones que estos talleres han realizado a habitar tipográficamente la calle mediante anuncios, bailes, afiches, entre otros y así también en ese mismo habitar, la posibilidad de la actual gentrificación de estos espacios con afiches que utilizan la técnica, pero despreocupan el proceso, el porqué y para qué. –Hay una pregunta mayor, de por qué hacer esto, no solo el resultado, sino el andamiaje que hay detrás– comenta.

En la voluntad por pensar el oficio y darle vida y continuidad en un proyecto personal se arma el espacio colectivo.

–Para mí hay tres palabras que me hacen pensar en lo que hago: repudiar, recordar y celebrar. Esas palabras siempre están presentes en los modos de hacer y me quedan cada vez más claras al haber pasado tantas frente a una máquina–. Lo siente como un efecto de la labor, el cuestionamiento constante, que se desmarca de la nostalgia, lo anacrónico y el romanticismo de la técnica. –Lo nostálgico resulta una traba para pensar la amplia tradición tipográfica en Argentina–, señala. Sacarla de ese sitio le da vida en el hacer actual y en la energía que se recupera en estos proyectos.

En eso hay que buscar herramientas para dar la batalla y proyectar la continuidad, en la impresión de afiches y libros, donde la coyuntura tiene un carácter fundamental en la necesidad de contar y dar visibilidad, tanto en lo poético y social. De imprimir lo que se hace y sucede en la actualidad, sin perder la capacidad creadora con una postura frente a la realidad.