MIGUEL SERRANO (1917-2009): solo contra todos

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Vivir la vida recta y virilmente, como es en sí, es grandemente difícil hoy. En todos los sectores coexiste el capitalismo, con sus crecidos santos de trapo o de viento, fantasmas grises que viven en lapidaria simbiosis, que arriban y se arrastran. Para “triunfar” se necesita luchar; pero no luchar como hombres, sino como ratas o culebras (…).   

En «Prólogo» de Antología del verdadero cuento en Chile.

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  1. En el mismo año que los nacistas chilenos entregaron sus jóvenes cuerpos para retrasar la entronización de Gustavo Ross, candidato a la presidencia de la derecha ultraconservadora y capitalizada, en la Matanza del Seguro Obrero, aparece la Antología del verdadero cuento en Chile de Miguel Serrano. Si cada antología noblemente concebida debe considerar una apuesta, esta lo es por una nueva generación de autores que, releídos, presentan un camino radicalmente distinto al canon de narrativa chilena.   

En la antología figuran cuentos de poetas surrealistas como Braulio Arenas, Teófilo Cid y Eduardo Anguita, de narradores raros como Juan Emar o densos como Carlos Droguett, entre otros. Más allá de que solo el día de hoy podemos saber su valor, ellos nos muestran modelos disidentes de la eficacia narrativa occidental. El sacrificio de esos cuerpos nacistas y el intelectual de rastrear escritores que permanecerían —¡a los 21 años! — permiten la analogía: ambos retrasaron un proceso que tarde o temprano llegaría, la inserción del capitalismo en todas las esferas de la vida chilena.     

Dos años antes aconteció la muerte de uno de los antologados, Héctor Barreto, por manos de jóvenes nacistas, un riesgo posible para quien tomara una posición política de izquierda en las calles. No hay tiempo más apasionado para un escritor que el comienzo. En ese devenir que atraviesa la eternidad, Serrano y Barreto estarán siempre juntos. Los cuentos de ambos en la antología se funden como si hubiesen salido de una sola cabeza:  

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Hacia la hora del crepúsculo va caminando lento a causa del color enfermizo de la luz que a ese tiempo crece. De pronto empiezan a aparecer volando, pesadamente, inmensos pájaros blancos que al pasar casi rozan las cabezas de los soldados. Siente cierto cansancio. Una de las aves viene directamente hacia él, con vuelo lento. Ya cerca, ve en sus ojos una mirada conocida y que le parece haber visto en sueños… El pájaro le toca el rostro con una de las alas y siente un desvanecimiento.  

En « El pasajero del sueño», Héctor Barreto.

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Ni por mar ni por tierra (Nascimento, 1950) debe ser la más intensa declaración del tiempo que le tocó vivir a Serrano. Un documento que entrega una geomancia santiaguina de juventud, literatura y política. No hay lugar a medias tintas en este canto. Consciente como los grandes escritores que el fondo puede alterar la forma, entrega páginas inmortales domando su estilo. Es también parte de una transacción; si libros anteriores eran una forma de autoedición, este título y su permanencia tiene que ver con Nascimento, el que podríamos analogar a la edición independiente actual. Sin duda, el libro que más anuencia compila por parte del autor.   

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(…) Porque, como ellos, yo tampoco sé vivir. No puedo despegar sentimiento de los recuerdos. Por eso camino volviéndome. Quiero llegar donde ellos aspiraron. Me levanto cada día de mis caídas y debo conservar la fe en mí mismo. Seguir, llegar, para que en mí puedan salvarse los mártires y los suicidas. Porque uno que llegue basta para el destino de una generación. 

 

Parte del libro juega también a una honda reflexión acerca del paisaje chileno, que se comprende como una preocupación transversal en la obra de Serrano, en la que el viaje también es fundamental. Junto a Quien llama en los hielos (1957) y La serpiente del paraíso (1973) conforman la Trilogía de la búsqueda del mundo exterior (Nascimento, 1974). El capital de Zig-Zag lo edita cuando publica libros acerca de sus relaciones intelectuales con Hesse y Jung. Tampoco extraña, las colaboraciones con El Mercurio son amplias en la bibliografía de Serrano, que también fue diplomático.    

Tras el Golpe militar chileno la posición intelectual se extrema hasta volverse irreversible. Se convierte en el intelectual del nazismo místico, el que lo aleja de cualquier situación cómoda, un excéntrico ideal para Youtube. La escritura de libelos antisemitas alimenta la reducción de su obra, lo que termina por conformarlo como un personaje de una película de serie B, como Hitler robot en la Antártida. Se enfrasca con el cura Valente en una polémica por denunciar la influencia de sectas religiosas en el Premio Nacional a comienzos de los ochenta, lo que libera de la amabilidad propia del aspirante. Tras hitos de cercanía con la Junta militar, su crítica queda fijada en el prólogo del libro económico nazi Contra la usura (1987) de Gottfried Feder:  

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Si en 1973 los militares que derrocaron el régimen marxista y judaico de Salvador Allende Gossens, en lugar  de reemplazarlo por un supercapitalismo monetarista y endeudar al país de un modo irreparable con la banca internacional y el imperialismo judaico del dinero, hubieran implantado el régimen del padrón trabajo, de un socialismo nacional, este pueblo chileno, siempre defraudado y que ha creído como nadie en el Ejército de su patria, se habría entregado totalmente con una fe inquebrantable, dispuesto voluntariamente a todos los sacrificios y a seguir a sus líderes hasta la muerte.       

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La primera vez que pude conseguir un libro de Miguel Serrano fue en una carnicería de Valparaíso. Había visto solo Ni por mar ni por tierra en las calles, muy caro pese a estar tirado en un paño en la vereda. Como leía en la fila, el dueño de la carnicería me mostró un refrigerador de carne lleno de libros místicos. En medio estaba Miguel Serrano, el empresario me dejó llevarlo, para siempre. Supo al entregármelo que me lo daba, como un secreto; porque escribir y rememorar a Serrano sigue escondiendo un ostracismo intelectual.   

En las últimas décadas, la desaparecida e independiente Beuvedráis Editores, se encargó de hacer posible su lectura fuera de los círculos directos de su figura política. La entrega de textos como Los misterios (2006), hecho en forma de sobre, nos revelan la belleza de la prosa de Miguel Serrano, honda como resulta el amor. Su integración de pensamientos del mundo provoca efectivamente un cambio de perspectiva hasta en la vida sexual. Hoy, en tiempos en que la intimidad está en crisis, cierta sección de la escritura de Serrano puede modificar la experiencia de la pareja.   

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Me la trajo su madre, en los brazos, muerta. Y me casó con ella. Sí, porque me la trajo muerta entre sus brazos y cubierta con un velo de novia. Poco antes, le había dado mi sangre para que viviera; pero en verdad fue para que muriera. Porque cuando la sangre pasa de esta forma, empapada de amor, estremecida de piedad, más salva matando que reviviendo. ¿Y qué es mejor? ¿Vivir para destruir el amor, o morir para hacerlo eterno?

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Dicen quienes asistieron al funeral de Miguel Serrano que los elementos de la naturaleza se manifestaron en su despedida. Socialités como Julita Austaburuaga —mamá de Diego Maquieira—, actores, escritores y nacionalsocialistas dieron pie a reportajes gráficos por su diversidad. Intelectuales públicos como Rafael Gumucio que llegaron a decir que preferían que un pedófilo tuviera el Premio Nacional antes de Serrano. El prosista no metió a nadie a la cámara de gas y no reptaría por tal reconocimiento.   

La edición independiente ha continuado vinculada a la producción del autor en los últimos años. El cronista Gonzalo León publicó la transbiografía Serrano en Mansalva, catálogo clave para entender las letras de Buenos Aires. EB libros sigue editándolo como lo hizo desde el principio de los tiempos, en libros que compilan diez años de producción desde sus inicios. Hoy, los narradores de la Antología del verdadero cuento chileno son llamados excéntricos en una escena frívola y tibia. Sus posibilidades enterradas, solo aguardan despertar. Las montañas siguen allí, esperándonos.  

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