Playback
Egor Mardones
Libros D Nébula
56 páginas
Playback sucede a Taxi Driver (2009) y a Miramar Hotel (2013), siendo, a la fecha, la tercera publicación de Egor Mardones, poeta de una trayectoria más vasta que lo que indica su bibliografía. En este sentido, y parafraseando unas anotaciones de Roland Barthes en La preparación de la novela, habría en Mardones una pulsión de contra—publicar o de para—publicar, es decir, que el poeta ha desviado largamente el deseo de llevar sus libros a la imprenta hacia otra cosa, al menos hasta la última década. En Playback, Egor Mardones continúa el trabajo con distintos tipos de lenguajes (musical, cinematográfico, pictórico, teatral, además de, por supuesto, el poético) ya explorado en sus dos libros anteriores, aunque esta vez existe una preponderancia del lenguaje musical, lo cual ya se aprecia desde su estructura. Los apartados que conforman el libro llevan por títulos «Teloneros», «Intro», «Play», «Bonus track» y «Hidden track», más una pista escondida adicional, un ensayo sobre el libro de la crítica literaria Soledad Bianchi titulado «Guasap del oyente—lector». Considera epígrafes de Tom Waits, Sam Shepard y Jacques Derrida.
A partir de esta mancomunión de diversos lenguajes, pienso los textos de Egor Mardones como poemas— escenas. Varios de los aspectos formadores de los textos, y otros desplegados por el libro, contribuyen a pensar esta disposición en torno tal idea. En primer lugar, los poemas tienen una latente manifestación espacial, algo ya queda signado desde los tres epígrafes incluidos en la sección«Teloneros», los cuales tienen en común el presentarse como escenografías, como una disposición del espacio por donde transcurrirá «el campo y el juego de la significación» dispuestos por los poemas. Sentido espacial que también es plasmado en el poema conformador de la sección «Intro», cuyo título es «Certeza (3,1415926)», cuya utilización del número π puede ser entendida como un guiño a la forma espacial del disco, objeto con el cual el libro guarda una relación metonímica. Además, la construcción de una escena queda advertida en la disposición de la página y su utilización de paratextos, sobre todo de epígrafes y notas al pie. Estas últimas, más que tener una función explicativa o de complemento, tienen una función de suplemento con respecto al elemento al que se encuentran vinculadas. Por último, en muchos poemas el verso final funciona como corte en su sentido cinematográfico o teatral. Trascendiendo a todos los distintos poemas— escenas se encuentra la figura del playback, fono—mímica a partir de la cual los poemas son montados sobre citas o canciones, entre los que destacan, en el ámbito musical, Lou Reed, Kurt Cobain, Charly García, Frank Zappa, Janis Joplin, Joaquín Sabina, The Residents o The Doors, y en el ámbito poético André Breton, Ezra Pound, Alejandra Pizarnik, entre otras y otros, sincronía y discronía de voces que hace justo aquel verso de «Certeza (3,1415926)» en que se manifiesta que «EL SILENCIO ES VIOLENCIA».
Permaneciendo en el ámbito musical, podemos entender este traer a escena diferentes voces en relación a conceptos de aquel mismo ámbito, como el sampler o el breakbeat. El escritor, teórico y cineasta británico—ghanés Kodwo Eshun, en su libro Más brillante que el sol. Incursiones en la ficción sónica dice a propósito del breakbeat que es «un dispositivo de captura de movimiento,
un ritmo propulsor desmontable, un ritmotor que genera velocidad cultural. El break es cualquier tipo de sonido corto que pueda ser capturado». Una definición que, entre otras cosas, nos serviría para caracterizar el ritmo fluido de la poesía de Egor Mardones. Con respecto a la bandeja giradiscos, Eshun propone que esta «se vuelve un motor de subjetivación que genera una conciencia mental estereofónica», idea que puede ser extendida al repertorio musical, sobre todo rockero, desplegado por Mardones en este libro, un «feroz original soundtrack/ pirata)», de acuerdo a alguno de sus sincopados versos.
Publicado en la edición de septiembre 2019