¿Qué pasó con los Premios Literarios de Santiago?

Desde la dictadura que el Premio Municipal de Literatura, instaurado en 1934, no tenía una pausa en su entrega. Este año fue suspendido junto a los Juegos Literarios Gabriela Mistral.

¿Cuál es el destino de los libros publicados? Ojalá ser leídos ¿Y el destino de los escritores? En el mejor de los casos, obtener un reconocimiento simbólico por su producción. Hay un par de excepciones con premios que entregan dinero en Chile, sí, que tienen que ver con dos distinciones que se dan anualmente: el Mejores Obras Literarias (MOL) y el Premio Municipal de Santiago.

Considerando la escasez de incentivos, la suspensión de los Premios Literarios de Santiago resulta grave. Especialmente por el criterio subjetivo que separa a los jurados, pasa muy de vez en cuando que los premios se encuentran en su fallo, lo que permite a dos escritores obtener las distinciones en un género el año anterior publicado.

El Premio Municipal de Literatura, desde su fundación en 1934, solo no fue entregado en dictadura en dos tramos: 1974-76 y 1986-88. Por su misma extensión histórica ha galardonado a bastantes autores que obtuvieron el Premio Nacional de Literatura. Libros importantes de los últimos años fueron reconocidos en este concurso, y no en el MOL, que habitualmente falla un poco antes: La filial (Alquimia, 2012) de Matías Celedón o Qué vergüenza (Hueders, 2015) de Paulina Flores, y no se limita a libros producidos en la Región Metropolitana, porque también fueron premiados el 2016 Memorias de la carne (Bogavantes, 2015) y Silvestre (Inubicalistas, 2015), entre otros títulos provincianos, y también autoediciones como 11 de Carlos Soto Román(en 2018) o Coyhaiqueer de Ivonne Coñuecar (en 2019). Sin generalizar, uno podría decir que es un premio que se adecúa al tiempo. El Premio Municipal, a diferencia del MOL, no pone a los colegas a fallar.

Esta suspensión también arrastra a los Juegos Literarios Gabriela Mistral, distinción dada desde 1958, hasta el año pasado a inéditos en categorías adultas y juvenil. Hay pocas cosas más difíciles para un autor inédito que conseguir que sus libros sean publicados, y este premio tradicionalmente ha colaborado a revelar nuevas voces, como en su momento fueron Alejandra Costamagna y Nona Fernández. En lo último, por dar solo un ejemplo, la edición de María cuñada mía (Laurel, 2019) de Johanes Lillo corresponde al premio de cuento de 2015, en que Andrea Palet, editora de Laurel, era jurado.

La noticia de la suspensión apareció en un breve comunicado el 19 de junio de 2020 en la página oficial, santiagocultura.cl. Reproducimos un párrafo:

«Durante las últimas semanas dentro de la  Dirección de Cultura y Turismo de la Ilustre Municipalidad de Santiago, ha evaluado diversas formas de dar continuidad a estos concursos, sin embargo, el impredecible desarrollo de la pandemia y las restricciones impuestas por la misma, nos llevan a la difícil decisión de tener que suspender temporalmente estos procesos. Hoy debemos promover la responsabilidad cívica y enfocarnos en la seguridad y el bienestar de todos y todas, afrontando de manera conjunta el actual contexto histórico que afecta al país y al mundo».

Mientras el MOL (en su formato editado e inédito, junto a los demás premios) se adaptó a la coyuntura, los Premios Municipales están en pausa. El año 2019 el Premio Municipal entregó premios a nueve géneros: novela, poesía, cuento, ensayo, referencial, investigación periodística, literatura infantil, literatura juvenil y edición. $2.500.000 para cada género. En los Juegos Literarios Gabriel Mistral juvenil se reconocieron cuento y poesía; en categoría adulto cuento, poesía, novela y guion. $1.000.00 para cada uno.

Luciano Ojeda, encargado de los Premios Municipales desde el 2012, accedió a dialogar con nosotros.

¿Cuál fue el motivo para la suspensión de los Premios Literarios?

Tiene que fundamentalmente con que todo el presupuesto municipal se abocó a la crisis. Es una decisión de la administración. El 70% o el 80% de los recursos de cultura fue reencausado para las urgencias. Hay toda una discusión sobre si esto es gasto o una inversión, cuesta que alguna gente entienda que es lo segundo. El monto del ítem premio es muy alto considerando el monto general de cultura, siempre hay una tensión que termina bien, terminamos convenciendo a la gente de las planillas que esto es mucho más de largo aliento.

Ha sucedido que ciertas decisiones, una vez tomadas por autoridades, han significado el término de iniciativas. ¿Crees que habrá reposición de los Premios Literarios?

Se trata de una cuestión transitoria. Ahora ya estamos elaborando el presupuesto del próximo de año y lo incorporamos de nuevo, con la idea de que la convocatoria próxima va a ser no solo para obras del año anterior sino también al previo, para que puedan postular deberían haber postulado este año y que no pudieron hacerlo.

¿En qué están ahora?

Todas las actividades de la Dirección de Cultura están destinando los contenidos digitales en modalidad teletrabajo, todas las actividades que consideraban transar con otra gente se suspendieron con la crisis.

¿Tuviste posibilidad de deliberar en la decisión?

Yo argumenté que lo consideráramos de todas maneras, es que precisamente uno de los beneficios del premio, más allá del prestigio, es que permite a un montón de gente sobrevivir. En el caso del Gabriela Mistral, les da algo de plata para empezar el trabajo de publicación más serio. Yo me la voy a jugar para que no haya modificaciones el próximo año, en el entendido que la convocatoria será más amplia.

Aparte de ese premio salen libros después.

Hemos tratado que las editoriales conozcan a los ganadores para hacer una suerte de acercamiento que permita la publicación.

De alguna manera, más allá de los ganadores, se coloca en circulación con el anuncio anterior de los finalistas. 

Siempre tuvimos un rollo de cuánto beneficiamos a las editoriales, que no es nuestro interés. Un punto interesante de los finalistas es que veintisiete obras reaparecen en definitiva, muchas de ellas que la gente ya olvidó, porque cuando nosotros publicamos a los finalistas hablamos de libros de un año y medio atrás, a veces se olvida pese al pequeño mercado que tenemos.

También se ve beneficiado el concurso por los jurados. ¿Cuánto ganan?

Les pagamos entre $300.000 o $500.000 dependiendo de la cantidad de pega, y al presidente siempre se le paga algo más por organizar, teóricamente debe revisar bien las compatibilidades e incompatibilidades de las obras, que no deben haber sido publicadas antes.

¿Cuál es el criterio para nombrarlos?

El jurado es definido por las instituciones, lo más lejos posible de la designación de jurado a dedo. Siempre hemos tenido a los sindicatos, a la SECH, Letras de Chile, a la Furia, a los Editores Independientes, de repente al Pen Club, vamos mezclando con las universidades grandes y otras más chicas y que tienen gente cotota.