Sistema Frontal
Óscar Petrel
Mocha Editores
86 páginas
El poeta puertomontino Óscar Petrel, autor de una consistente obra con tres libros ya publicados, llega ahora con una nueva entrega de la mano de Mocha Editores, brazo editorial de la ya reconocida revista penquista Mocha, proyecto literario con una trayectoria de más de quince años que ve en la creación una experiencia conjunta, enfoque que se traduce en la publicación de dos novelas colectivas y cinco libros en el llamativo formato viceversa, obras que contemplan la publicación de dos autores, cada uno al reverso del otro, con un tiraje de 1200 ejemplares. Bajo esta impronta se anuncia Sistema Frontal (Mocha Editores, 2022), nombre que ineluctablemente entabla puentes simbólicos y geográficos con el sur; pero que, en las antípodas del romanticismo, no será al estilo del cuadro Hombre sobre un mar de nubes, sino que muy por el contrario, si este libro fuera una pintura, ese hombre estaría bajo las enormes masas de aire frías y cálidas, contemplando el enfrentamiento con la vista alzada hacia el cielo, el viento empujándole la cara y frente a la inmensidad, con plena consciencia sobre su tiempo y territorio, proclama: No todo tiempo pasado fue mejor.
En Sistema Frontal, Petrel descarta el viaje idílico al sur, pues si bien los textos que abren este conjunto aluden a un pasado enclavado meridionalmente, la mirada hacía ese tiempo no es desde la añoranza, en este ejercicio de memoria el autor hace a un lado la nostalgia utilizando símbolos que nos encaminan hacia representaciones no tan amables: la historia del abuelo cargada de explotación y dolor, una muñeca calva y sin un ojo retratando la infancia maltrecha y el agua que, lejos de su rol purificador, emerge como emisario de la tristeza; se unen para disponer al lector hacia una pesada atmósfera, tal como si se acercaran las precipitaciones.
El temporal acecha la lectura y arremeterá con fuerza en el texto que da nombre a este poemario Sistema Frontal, donde el autor despliega con justicia y encanto una serie de recursos estilísticos y sonoros, colándose formas del habla sureña y un sentido hiperbolizado que se funden con gracia al retratar la anécdota de esa procesión infernal, como se puede apreciar en los siguientes versos: «pasaba esa casa como barco naufragado, fantasmal,/ quebrazón de platos, estallando las latas,/ como platillos de carnaval,/ sonajera de catres, el agua cayendo como pandero,/en balde(…)». Lo anterior es quizás uno de los elementos más llamativos del poemario, el hablante encarna una voz particular que comenzará imitando el habla sureña para luego poco a poco incorporar formas sonoras que nos acercan a los ritmos caribeños, como se evidencia en «Infinita misericordia»: «Y me lancé al mar sin ropas, llorando/. Y me hundí en el canal, llorando/. Intenté el suicidio, llorando/. Y dolí y dolí sobre las rocas, llorando/ por días, estrellas y alucinaciones, llorando».
En este tránsito por las formas del lenguaje Óscar Petrel no perderá de vista el territorio el que, alejado del observador foráneo, no se enuncia para resaltar lo exótico del paisaje, sino como un terreno más bien hostil donde la clásica lucha de la humanidad versus naturaleza pareciera hacerse más evidente. Junto a lo anterior, Petrel utilizará su pluma para hacer frente a otras problemáticas palpables en este sur más austral, como la explotación ambiental y humana que acarrean industrias como las de la leche y el salmón, arremetiendo en esta embestida al pasado genocida de la Patagonia y el exterminio del pueblo yagán. Finalizan la obra tres textos escritos en prosa, dos a modo de crónica que retratan por una parte una mirada crítica e irónica sobre las pruebas de selección universitaria y otro que aborda la tragedia de la dictadura y el reparador destino cargado de esperanza que aconteció al joven Víctor Chanfreau. En último lugar se ubica el texto metapoético «La poesía en defensa de la tierra» del cual vale la pena extraer estas líneas para rematar: «El verso se escribe más bien por un brote de sed. Viajará lo escrito, porque todo lo cantado busca precipitar y decir a imagen y semejanza de las cascadas».